En una fuerte polémica con el Ministerio de Educación de la Nación, el titular de la Comisión Episcopal de Educación Católica, arzobispo Héctor Agüer, salió a criticar el texto destinado a los docentes. Sostuvo que tiene una visión "atea" y "dogmática".En un fuerte cruce con el Gobierno nacional, el titular de la Comisión Episcopal de Educación Católica, arzobispo Héctor Aguer, salió a cuestionar duramente las orientaciones oficiales para impartir educación sexual en las escuelas y consideró que en el manual para formadores subyace una "imposición totalitaria" de dogmas ateos.
Utilizando términos con un alto contenido ideológico, el prelado advirtió que el manual "Material de formación de Formadores en educación sexual y prevención del VIH/sida", que difunde el Ministerio de Educación, tiene una visión "reduccionista", "constructivista" y "neomarxista" de la sexualidad.
"La tan mentada neutralidad religiosa del Estado en el ámbito educativo, el célebre laicismo escolar, no es compatible con la imposición de una dogmática constructivista y atea que resulta una especie de religión secular, ajena a la tradición nacional y a los sentimientos cristianos de la mayoría de nuestro pueblo", aseguró.
En un documento, el referente de la Iglesia para la Educación sostuvo que "es la desconstrucción de una concepción de la sexualidad de acuerdo al orden natural y a la tradición cristiana".
Tras considerar que el texto ministerial apunta a "descalificar" la educación en el amor, que desde hace años se imparte en las escuelas confesionales, reiteró que "por su tenor parece otra imposición totalitaria del Estado, ya que en ninguna de sus propuestas toma en cuenta la libertad de conciencia, tanto de los alumnos como de sus padres, garantizada por la Constitución y la misma Ley de Educación Nacional".
El arzobispo platense cuestionó el manual gubernamental por inculcar en niños y adolescentes el derecho al sexo como un derecho humano, sin referir al "amor, la responsabilidad, el matrimonio y familia como proyecto de vida", y también por ofrecer una visión "neomarxista" al interpretar la sexualidad según la dialéctica del poder.
Aguer opinó que el "programa" oficial conduce a "excluir la autoridad de los padres y los derechos y deberes que brotan de la patria potestad", hecho que califica como "una verdadera subversión del orden jurídico", y dijo percibir "un peligroso avance totalitario sobre la libertad de conciencia y sobre la libertad de enseñar y aprender".
No es la primera vez que la Iglesia, y particularmente Aguer, chocan con las autoridades educativas por la obligatoriedad del dictado de educación sexual en las escuelas y otras materias curriculares. En febrero de 2007, la Conferencia Episcopal Argentina presentó su propio manual de "educación para el amor", a modo de alternativa a las orientaciones "reduccionistas" impartidas desde el Estado.
En esa guía-marco para que los docentes de colegios católicos puedan hablar de sexo con los alumnos, la Iglesia insistió en propiciar las relaciones sexuales dentro del matrimonio y el empleo de métodos naturales de anticoncepción. El plan eclesiástico arranca a los 6 años hablando sobre los principios religiosos acerca de la persona humana y la familia.
A los 12 plantea la búsqueda de la identidad, la diferencia entre "el impulso sexual, el instinto sexual y la tendencia al amor", habla de "pornografía y consumo", y remarca que la gestación de un hijo requiere del aporte del padre y la madre. También se refiere a la "confusión entre placer y felicidad".
A los 13 habla de preparación al matrimonio y "desviaciones sexuales" y a los 14, de paternidad responsable, métodos naturales de planificación familiar, y de los anticonceptivos y abortivos.
A los 15 se refiere al "noviazgo digno y feliz", el "significado y valor de la virginidad", a la homosexualidad, como así también el sida, sin explicitar como prevenirlo, y a los "peligros de los métodos anticonceptivos y el aborto".
Los llamados "matrimonios a prueba", como el divorcio, aparecen como tema a los 17 años. El valor del matrimonio se lleva varias páginas. En una de las carillas se propone preservar a los niños de "excesos que los encierran en sí mismos como la masturbación y el juego sexual".
Hasta aca la noticia, ahora, yo me pregunto: es atendible la opinion de un rabino ortodoxo juzgando si es mejor el jamón crudo de Parma, o el de San Daniele del Piave? Seguramente no, ya que un ebreo ortodoxo, por su doctrina no puede comer jamon. De la misma forma, un sacerdote cristiano, por su doctrina no debe practicar sexo.
Entonces, como pueden calificar de "neomarxista" un manual de educacion, que por otra parte por ley es laica, o deberia serlo.
Por otra parte, o la misma, tenemos al "pastor alemán" Ratzinger, que les dice a los africanos, la poblacion mas afectada de H.I.V. y desnutrición infantil que no usen preservativos, claro, total son negros...
Tal vez la autoridad para poder opinar la hayan adquirido con los curas pedofilos? Habran consultado al padre Grassi? a Marcial Maciel, sacerdote mexicano fundador de los Legionarios de Cristo y acusado de abuso sexual de menores desde el 98? o el resto de los mas de 20.000 curas acusados de pedofilia? o a otra gran parte de los curas, que sin ser pedofilos, son padres carnales de hijos ilegitimos, como el caso del presidente del Paraguay?
Antes de abrir la boca, seria mejor que reflexionen y limpien su propia casa. Los que ayudaron a los militares en las dictaduras, eran "neoliberales"?